Esta mañana, cuando comenzaba a afeitarme, he encendido la radio y lo primero que he escuchado es un resumen sonoro de lo ocurrido en el atentado de las torres gemelas. Después del abatimiento al recordar las sensaciones vividas entonces, mi mente me ha ido trasladando, primero, al lugar donde vi las primeras imágenes, y después, a todo lo sucedido después y la manera en que ha cambiado el mundo tras la fecha fatídica de aquel 11 de Septiembre de 2001.
Muchas veces hablo con mis clientes de lo que ha cambiado el mundo en general, y el mundo del comercio y las ventas en particular, y muchos me confiesan su intención de “adaptarse al cambio”.
El comercio debe responder a estos cambios
pero esto no es suficiente.
Hablamos de los cambios que se han producido en el mundo y en el comercio como si nos hubiésemos trasladado de un planeta a otro. En este caso, nuestro objetivo sería adaptarnos al nuevo entorno y… ¡misión cumplida!
En realidad, “la misión” no es tan sencilla. El mundo cambió tras el 11-S, y volvió a cambiar tras los atentados de Londres del 7-J, los de Madrid del 11-M, la crisis financiera, la erupción del volcán de Islandia y lo hará con cualquier acontecimiento importante que suceda en cualquier parte del mundo. Este es uno de los efectos de la globalización.
Por lo tanto, no basta con adaptarse al cambio, sino que debemos plantear nuestros negocios y nuestra manera de trabajar para vivir en un cambio continuo.
A estas alturas de la película no invento nada, la especie humana lleva miles de años evolucionando porque hemos aprendido a vivir en el cambio continuo.
Y tú, ¿qué estás haciendo, o que harás, para sobrevivir en el cambio continuo?