El pasado sábado tuve ocasión de ir un rato de tiendas y observé varias cosas que quiero compartir. Como siempre, había un poco de todo…
Encontré muchas zapaterías, la mayoría sólo de señora. En casi todas pude apreciar el mismo error tanto en los escaparates como en el interior: el exceso de linealidad. Al colocar todos los zapatos de manera lineal, es difícil destacar a unos sobre otros. Tampoco es fácil enfocar la atención en un modelo determinado, por más que en algunas tiendas mostrasen pequeños grupitos para conseguir este fin. En el interior las cosas no mejoraban, especialmente en una de las tiendas, donde había tantos zapatos expuestos, tan cerca unos de otros y en un mobiliario con tan pocas posibilidades creativas que arruinaban por completo la exposición. En este caso, además, habría que añadir a este factor un sonido ambiental, que no la música, bastante desagradable. El “sonido lata” posiblemente estuviese originado por unos altavoces en mal estado.
En las tiendas de moda de corte más clásico, los maniquíes suelen tener bastante tiempo. Esto no es un problema en sí, el problema es que las posturas de estos de estos maniquíes no suelen estar bien planteadas. Que un maniquí presente una postura no muy natural o, directamente, absurda, puede ser un efecto aprovechable para una tienda moderna pero es, como poco, confuso para una tienda clásica. Más cuando el resto de la ambientación del escaparate aumenta esta confusión: unas sillas de salón de lo más anodino combinadas con unas estanterías de mimbre bastante desfasadas y unos maniquíes en posturas absurdas, no parecen la mejor ambientación para ningún tipo de producto. En este caso era una lástima porque había prendas realmente buenas, que no lucían en semejante escenario.
Hubo un comercio que me llamó la atención por lo particular de su planteamiento: todos los productos tenían un precio único de 8 euros. Este tipo de planteamientos son muy impactantes para el cliente y facilitan muchas estrategias en un comercio. Todo es más fácil cuando sólo se vende un tipo de artículo, pero se complica al mezclar varios productos. En el caso del que hablo, se trataba de una tienda de moda de señora que vendía pantalones, faldas, camisetas, chaquetas, etc. Por comparación, las camisetas pueden parecer más caras, en relación con el resto de productos. Siguiendo este razonamiento, otros productos pueden verse perjudicados, así que me parece importante valorar este punto.
Me gustó mucho una tienda de juguetes y productos relacionados con los niños que, además, tenía una parte dedicada a dar fiestas de cumpleaños. La selección de producto, el buen gusto al exponerlo y la ambientación de la tienda fueron lo mejor de la tarde. Además, me pareció muy buena idea la combinación de local para fiestas y tienda, ya que los niños pueden probar algunos de los juguetes que podrán comprar después en la tienda.
También me gustó una óptica que tenía en el escaparate un televisor con una presentación en vídeo de algunos modelos y consejos para escoger gafas de sol. Es muy efectivo el uso de cualquier sistema audiovisual en el escaparate porque permite ambientar, informar, ampliar opciones o, simplemente, llamar la atención. En este caso, a través de unos altavoces colocados en la fachada, llegaba el sonido a la calle. Esta circunstancia, en principio positiva para el cliente situado frente al escaparate, puede ser insufrible para los vecinos y dudo de su legalidad, por lo que recomiendo utilizar imágenes y subtítulos.
Un detalle que puede parecer menor es la elección de un tipo de letra adecuado al planteamiento de la tienda o a la evolución de esta. En ocasiones no se repara en que la primera impresión que recibimos de un comercio, desde la distancia, es un rótulo que puede dar una impresión equivocada o trasnochada de nuestro negocio.
Por último, una cosa curiosa. Desgraciadamente, es frecuente encontrarnos con locales cerrados en buenas ubicaciones que, debido a la bajada de precios de los alquileres en algunas zonas, son una buena opción para abrir un nuevo negocio. En muchos casos, estos locales son elegidos tanto por su ubicación como por la estructura y el montaje del local. Así, me encontré una tienda de chuches que desde lejos parecía una oficina de seguros. El reacondicionamiento del local no contribuía a aclarar esta confusión.
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Foto: Celestino Martínez